28 noviembre 2006

Cartas que nunca envié a mi querida novia que estudia en el extranjero

2 meses después.- Te has ido, ya hace unos dos meses, y todo es algo diferente a tu ausencia. Por ejemplo, ya no camino a paso lento por los parques, viendo cómo todos son algo felices; tampoco suelo ir a sentarme a un café a tomar algún helado; no tengo nada planeado una vez que salgo de clases. Esto último ha hecho que empiece a tomar algo más: las preguntas maliciosas son respondidas por un "si" por defecto. Mi paso es acelerado, porque más que el medio, me importa el fin. Pareciera que soy un idiota, incapaz de disfrutar placeres que unitariamente podrían ser igualmente gozados, pero lo malo es que antes de conocerte no hacía ninguna de estas cosas. Ahora sólo debo acostumbrarme a hacerlas solo, yo creo que eventualmente lo lograré.

3 meses después.- El tiempo es una bendición, y la televisión y alcohol también. Me he adentrado en la trama de casi todas las teleseries que dan en la tele, la que sea, he logrado hacer un buen análisis de cada uno de los personajes y los posibles desenlaces. Hasta el momento no sé si tengo buen juicio, ya que desde que empecé a verlas no ha terminado ninguna, pero me entretengo harto discutiendo con mi abuela, acerca de cual es el malo, y porqué me gusta el malo siempre, o porqué ella tiene más la razón, ya que las ha visto prácticamente toda su vida. Así me quedo en el sillón del living viendo las novelas, hasta que ya no hay ninguna, entonces suelo ir a buscar al Jaime para ir a tomar unas cervezas. Vuelvo tarde y listo para dormir. En la mañana apuro mi salida para llegar justo a la u, y así es otro día sin tener que pensar en ti, ni cruzarme con algún hábito que criamos como pareja. Hasta el momento "works like a charm".

6 meses después.- Empecé a leer, nuevamente, recuerdas que te contaba que amaba llevarme un libro, cuando trabajaba en la biblioteca? claro que entonces los sacaba como deporte, para acumular una pila de cualquiercosa en mi pieza, pero el otro día agarré uno, y luego de unos días otro, y ahora ya es inevitable. Deberías leer más, nunca te vi agarrar un libro en mi vida, pero en fin, así eres tu. Tampoco vería con normalidad una foto tuya en una piscina de libros, quizás (sólo quizás) tu dentro de alguno de ellos, pero nunca al revés, así que para no romper el orden de las cosas, mejor no lo hagas mucho. Me dieron ganas de escribir también, y te escribí un poema, de uno fde esos Haiku, que son de tres líneas, y otras reglas que no recuerdo. Mira:

Los humos suben
al cielo, al atardecer
el pasto acaricia mi oreja

No debe ser muy bueno, pero estoy con ganas de hacer estas cosas. En una de esas no cachai nada... pero está bien.

8 meses después.- No ha sido mi mejor semestre en la u, así que la dejé por un tiempo, al menos. Habrán cambiado mis intereses, mis metas?... no lo sé, pero ya no aguantaba mucho más ahí dentro. Lo de las metas es algo pendiente, ya que no sé para qué hago lo que hago todos los días, y es bastante raro andar caminando apurado por las calles para eso. Bajé el paso y firmé los papeles de congelación. "El síndrome del hombre congelado", como lo definía un vagabundo de aquellos, es lo que está pasando conmigo. Aunque volví a disfrutar de los atardeceres soleados, las piedrecillas entre los dedos de los pies, y devolver las pelotas de los niños jugando en la calle.

16 meses después.-

El destino no era el mío
sino que el de ellos
los caminos los dibujaron ellos
yo los contemplaba y honraba
los paisajes, papeles murales
demasiado grandes
pero tan notorios, superpuestos
esperando ser arrancados

Y parece que todo era un escenario, y yo era del que todos se reían. Parece que nunca crecí estando a tu lado... eramos tan chicos, creo que algo falló. Es tan grande el bache... tan larga la distancia ahora. Seguro lo sentiste cuando nos abrazamos en el aeropuerto, y que estás de acuerdo; después de todo, eres una mujer muy sensata. Yo ya me tracé al menos un par de metas, y por lo menos ahora mi apuro tiene razón de ser.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuestros escritos siempre tienen una melodía de base que se repite insistentemente, en la cual el sujeto (narrador) suele quedar aislado del resto, con un dejo de melancolía, mientras es objeto del análisis externo, pero sin embargo se siente un poco orgulloso de su "rareza" y "pseudoautoexclusión" de la sociedad.
Se me aparece como un ser solitario, embebido en sus pensamientos, separado un poco de la realidad concreta, que tiene algo de "bicho raro", en esta naturaleza llena de seres no o poco pensantes.
Cuidado, que de tanto insistir en un tema, puede llegar a volverse su realidad, y puede quizás llegar a ser autodestructivo.