30 abril 2006

La graduación de Dios

Simplemente
la cagó
estoy indignado
No po, no puede ser
que camine libre
calle a calle
debiesen a uno prepararlo
en el vaivén de su pelo

El cobre, que importa que suba el cobre
que el país progrese,
la volada del nuevo milenio
y el bicentenario
si una sonrisa suya
paraliza kilómetros
enajena a los incautos
deja tuerta la poesía

Y yo, que hago yo ahora
quería escribir
generar amores etéreos
momentáneos.
total, un segundo es como una vida
pero llegaste y me quedé sin pega
si no hay poesía,
letras majestuosas,
melodías sobrecogedoras
esperanzas de mañana
que no duerman en tu pecho

Debiesen encerrarte
carceleros ciegos de olfato
de ojos, de recuerdo
con guantes viscosos,
insensóreos

O por lo menos
cegarnos a todos
extraernos los lóbulos memoriales
para extirpar tu recuerdo
ese que dejas en todos
mientras caminas
a pasos cortitos
en la universidad del Cristo con alas

O por ejemplo
hablemos de amor
mi idea era simple
conocerla en situación extraña
hablar, charlar, bromear, bailar
cantar, tocar, besar, amar
todo eso, se me fue lejos
(a la chucha)
usted señorita
redefine mis conceptos
no tengo mas que alcanzarla
en poesía de mala calaña
de mala caña
de bar asquiento
de escritorio soñoliento.

Me dirán,
-pero weón, ya hubo un Romeo
empezó como tú
sediento de Julieta,
y viste como terminó-
lo que no saben es que
nunca leí a Shakespeare

y que, Julieta se queda corta
Naomi Campbell se queda corta
la Venus se queda corta
apenas tu alcanzas
para compararte.

En misa me dicen
-Dios, nos creó por amor
somos su signo patente
por sus obras lo reconocereis-
mentiras, pura mula
dios es Dios, luego de tu parto
antes, un artesano de mala muerte
eres unívocamente
inalcanzable
como el horizonte
como la verdad
como el amor esquivo de una puta

la graduación de Dios...

A Lorena Ferrer

21 abril 2006

Slow breeding

Se levanta de la cama, comienza con un dolor de espalda que lo inmoviliza. Luego de eso comienza a ver luces, de varios colores, la mayoría brillantes y poco comúnes; después no puede agarrarse de las paredes y cae al piso. Como tenía sueño se queda dormido en la alfombra, y despierta unas horas después con el sol en la cara. Se da cuenta de que su día ya es tarde, recordando esas luces extrañas que lo atacaron más temprano se acuerda de que en su niñez, cuando se lo proponía, cerraba los ojos muy fuerte, los apretaba hasta que aparecían las formas y colores extraños, que luego de terminar le daban un mareo que lo noqueaba al piso. La semana pasada, una vez al haber sucumbido ante un grupo de adolecentes que le coqueteaban, recordó cuando se sonrojaba cada vez que una niña le sonreía en la calle.

Una vez levantado agarró el teléfono y avisó dondequiera que iba que no llegaría, ya que el momento ya era ayer. "Demasiado temprano para salir y muy tarde para comenzar nada", según algún amigo suyo decía. Se acordó que en algún lugar de la casa había dejado un chocolate sin terminar, asi que lentamente emprendió la búsqueda, rascándose los ojos. Prendió la música, pero su cuerpo era incapaz de hacer dos cosas a la vez. La apagó. Comenzó a buscar dentro de sus cajones; luego en la cocina, el freezer, los escaparates. Había pasado algo así como una hora y estaba levantando los cojines del sillón del living, cuando alguien llama a la puerta. Cuando la puerta sonó por segunda vez se incorporó y fue a por las pantuflas. Al darse cuenta de quién podía ser, trató de evitar hacer ruidos, pero al parecer ya le habían oído.

Buscó la mejor sonrisa que tenía y mostró agradable asombro al saludar a su vecina de la vuelta, aunque sabía que ello significaría el tener que abortar su misión. Las interrupciones eran lo que más detestaba, aunque lo que estuviera haciendo fuera un intrascendente puzzle. Cuando se sentaron juntos en el sillón él le dijo que todo eso era extraño pero soñado, que este escenario había pasado por su cabeza unas cuantas millones de veces, pero nunca pasó los bordes de la imaginación. Nunca hizo nada por ello ya que no sabía qué hacer con casi nada en la vida. Ahora se dió cuenta de que ya no era un niño; la besó y miró de reojo en la esquina a un lado de la puerta, donde estaba su tesoro. Se levantó y fue en busca del chocolate, que ya había desaparecido de sus manos cuando se había levantado. Cuando fue de vuelta al lado de su vecina, la de la vuelta, saboreando la victoria con sabor a chocolate, la miró de súbito con ojos de pequeño nuevamente, y cuando ella se deshizo en manifestaciones corporales de todo tipo, él estaba totalmente quieto sin oportunidad de mover siquiera los brazos. Le dijo que la amaba, con voz entrecortada, y esperó escuchar lo mismo, pero ya no estaban en el mismo momento. Esta escena se repetiría una vez más muchos años después, con resultado distinto.

Una vez que la vecina se fue, agarró una pelota que estaba en el suelo y comenzó a hacerla rebotar en los rombos azules de la cerámica, hasta que se cansó y fue a ver televisión.

14 abril 2006

Confesión Inconclusa

Siempre fui un idealista, en mi cabeza, en mis discursos, siempre creí en los principios. Recuerdo que me era bastante contradictorio el escuchar a la gente referirse a las cosas en la forma que lo hacían, una vez escuché a alguien decir, al pasar, "Lo amé", esta sola frase fue una monomanía en mí durante semanas, como poder conjugar ese verbo en pasado, nunca pasó por mi cabeza. Y no es que fuese un tarado ni mucho menos, solo que el Amar, al igual que la Libertad, o la Felicidad, para mi tenían una trascendencia, profunda, como el propio universo. Eran conceptos atemporales, eran....

Por lo mismo, todo esto, todo es tan doloroso, estar aquí, contigo, no quiero ser mas que honesto, quizás lo único que me queda.
El pasado me regalo tus ojos, tus mañas, tus vicios, tu silueta, y entre conversaciones decidí amar tu verso, para siempre, amarte a ti.
Ahora, años después, no puedo ocultarme, mi idealismo trastocó en ceremonia, y descubrí que no puedo decidir nada para siempre, que el vínculo (el nuestro) es todo, menos amar.
Culpables, quieres culpables, culpable soy yo, de no poder ya mirarte a los ojos, culpable de ver que todo el amor que te tuve, todo me dejo, seco, culpable la rutina, de tenernos en la cama, porque.., ya no se porque, pero tu cuerpo ya no es mi deleite y tus esquinas me son grotescas, tus mañas dejaron de ser adorables, todo el cuadro es tan triste, estas ahí, estoy acá, pero ya no estamos juntos.
El día a día ayuda, evadiendo lo importante, ¿Que hago ahora?, si esta rutina come hasta mis zapatos, si ni el sexo, ni los intentos, ni los toscos te quiero (cada vez mas espaciados), son suficientes para reanimar el cadáver.

No puedo negarlo, te amé como a nadie, te entregue mi vida y mis miedos, no dudo que hiciste lo mismo, recuerdo que alguien me dijo alguna vez, que el amar era decidir, y lo creí a tu lado, pero entonces, porque creo que la vida esta en otro lado, y siento el hogar como una cárcel, los brazos que fueron mi cuna, hoy son mi celda. Y es que quizás esto de morir no es al final de la vida, ¿acaso no morimos de a poco, continuamente, desde que nacemos?, y todo es morir, lento y frenético morir, como va muriendo esto, y el final llega
Y se que también esto nunca te lo diré, porque al final de mis días, y por

Sobre toda esta tristeza de vida
moriría de sopetón y sin vuelta
al ver que te alejas
no te vayas
no te ofrezco nada
no te vayas
todo está seco
no te vayas
no se porque
me doy asco
no te vayas

aprendí a conjugar amar en pasado,
aprendo a conjugar morir
en presente.

12 abril 2006

Norma Tello

Sin pretender hacer intuir desde las primeras líneas el posible desenlace, sin querer tampoco decepcionar con un final abrupto y triste, me debato y escribo. Decido que no hay que evaluar nada más que este sentimiento de agradecimiento que tengo, que ahora es también el anverso de la culpa de no retribuir lo que se te dió en abundancia. Escribo como si no hubieran errores. Sólo dolores que aliviar.

Por esos días no trabajaba, vivía de la jubilación que un eterno y lacónico secretariado le tributaba. Su esposo fué oficial de la fuerza aérea, y la pureza de su mirada senil y postrada, sólo era interrumpida por el fantasma y estigma de la sucia dictadura de la que probablemente fué vulgar protagonista. Imagino que alguna vez ambos vivieron en una casa enorme, en un barrio tradicional y de situación acomodada. Sus muebles me hablaban de un pasado bien, al tiempo que desentonaban con la ridícula pequeñez del departamento en que yo les conocí. Su living era mágico pues no tenía sillones (cabría uno, pero ínfimo), en cambio tenían una cama gigantesca, de sábanas refulgentes y celestes, una misteriosa pulcritud que no hacía sino evocar la enfermedad. Don Antonio no podía subir escaleras, no había otra opción que hacer de la sala de estar su cuarto. En el angosto pasillo que rodeaba el exterior de la casa, el silencio era intervenido por pelotazos inocentes, Don Antonio blandía el bastón, luego exhausto llamaba a Norma, pero era inútil, ella como siempre había anticipado sus pesares y ya le estaba atendiendo.Treinta años atendiéndolo, sin blandir bastón.
Lo más destacable de ella fuera de su abnegación con los demás, es su mirada, en realidad, todo su cuerpo era un reducto de distinción y decencia. Era pequeña y esmirreada, con lentes cuadrados y gigantes, pelo ondulado, nariz en extremo pequeña, sus ropas eran muy sencillas, pero nunca vi algo lucir más puro. Cada rincón en donde ella ponía su atención se transformaba en un pequeño clasutro de oración, inexplicablemente se respiraba la trascendencia, no era difícil adivinar junto a ella que la vida no termina acá. Puedo decir que conocí a una persona invencible, sumida en un barrio popular jamás tembló ante las emergencias nocturnas de su esposo, ante la falta de dinero, ante la desesperanza de estar sola cuidándolo, jamás pudieron hacer que dejara de sonreír, jamás dejó de prestar su más tierna atención a los demás, ella era un gigante, no imagino que gran luchador pordría siquiera rozarle los dedos sin caer de rodillas. Los hospitales temblaban a su paso. Nadie contra su convicción. Invencible.
Intuyo que no debío haber leído por esos días más que un par de "Condoritos" (su COMIC favorito), y uno que otro periódico. Su cultura era independiente de las minucias de las letras o amistades influyentes, nadie podría rebatir sus argumentos de vida, implacables, llenos de vida. En la universidad, o en la calle, o en los libros no se aprende a ser como Norma. Su Hermana, una conocida escritora, leyó mucho, pero no fué capaz de concretizar su cultura con humanidad, escribió maravillas con su lapiz, pero mezquindades con sus palabras. Norma no tomaba un lapiz, ni leia un libro, más bien pensaba en los demás. Los dolores de su vida juvenil, sus errores en la adultez, nunca la hirieron, no importaban. No existe el error, y el dolor es sólo ajeno. Sus ojos eran ciegos a la miseria espiritual de los demás, sus ojos, eran una gigantesca opotunidad. Hablar con ella, escucharla cantar, era una pequeña redención.
En medio de sus preocupaciones, me recibía ciertas tardes, para conversar, como si yo fuera un adulto, al lado de sus quesos y un vaso de leche. Con unos cuatro años, yo le exigía, sin ningún merecimiento, mi "té", ella siempre accedía, tomabamos once, a veces junto a Don Antonio, yo miraba a Don Antonio, y él no tenía ningún problema con que yo estuviera ahí, es que Norma podía hacer todo. Yo lo conocí bastante anciano, a veces sólo miraba el techo y dormía.

Ahora viene el "pero". No sé que maravilla estará generando a su alrededor ahora. En algún momento, no la ví más, tampoco me preocupé. Quizás quise perder su rastro para saber qué se hace después con el arrepentimiento de actuar de esa manera, tal vez solapadamente lo ví así. Norma estaba sola, y probablemente (aunque lo dudo) no derrotó a los años. Supe, por algún motivo, que Don Antonio murió, ella era muy fuerte. El desenlace es clásico, mi actitud nefasta, ¿donde estará ahora?, no tuvo hijos, el país es un pésimo padre, ¿por qué no lo recordé antes?, tal vez de algo hubiera servido, espero que en el ignorado asilo de ancianos en donde ella está (sé que está) sepan comprender que es una Reina.

08 abril 2006

Testamento

Atravesado de días sin ventura
fui a parar a esta vieja casa,
no tanto de tiempo como de olvido
olvido lo que fui al mecerme en esta silla
adaptada a mi nuevo cuerpo
lejos en kilometraje
que ya no responde
mas que en un parafraseo infantil
esta silla confidente
de lo interno
y lo externo
cuna de tiempo
y espacio
en medio del hogar postrímero

Cuando la lucidez besa mis manos
reconozco a mis hijos
tuve 3, lo dicta mis tatuajes por ellos
pero en el sopor de esta casa
todos son espectros
cordiales eso si,
pero espectros
y no quedan mas remedios
que imaginar a mamá
que me arrulla

Es extraño saber
que te quiero tanto
sin saberlo
y pasar mas tiempo
luchando contra tu sombra
que saboreándola

La pasión juvenil
potrilla
trastocada en estas manos venosas
torpes
incomprensibles
que ahora rechazan
esas que fueron
el núcleo de mis sonrisas

Todos estos "y tantos" años
empacaron lejos
quizás con Alicia
y poco a poco olvido
hasta mi dignidad
después de almuerzo

Y pensar que tanto miedo
tenia de esto
ahora temo
y cada vez mas
lo real
el recuerdo que voy muriendo
no cual mártir
no como Cristo
muriendo de mi historia
de tus ojos
de tus manos
de tu cuerpo
tu vejez
tu compañía
tus rabietas
tú, madre
tú, cuna

t...

Al llegar donde Dios
me preguntaron
que quieres guardar
para la eternidad

la respuesta fue sencilla...

01 abril 2006

El Moulian entre el Centeno


Ingmar Beckham:
Por qué la gente tiene que saludarse con tanta palabrería, por qué no pueden citar frases interesantes, en vez pensar que otro corte de cabello te quedaría mejor. Estoy seguro que cada gran escritor quiere encontrarse con su par, desean secretamente que incluso el cartero fuera un verdadero hombre de letras. Un gran escritor puede ser el vendedor de helados de labia fluida e hilaridad a flor de piel, sin embargo, ese gentío intermedio, la que se preocupa de nimiedades abismantes, esa gente es mucho peor que un analfabeto, ciertamente son peores, más patéticos aún cuando los veo viajar en su auto a la playa, para salir a vivir algo más parecido una novela, dos semanas de sol al año son su mejor libro.



Canino Tolstoi: Es un deleite la nimiedad, el absurdo, el sinsentido, siempre que tu vida sea demasiado inútil como para andar analizándola. Prefiero juntarme con una nena y decirle cosas sin sentido, reírme de lo que se están riendo en la mesa de al lado, contar las mismas anécdotas una y otra vez, prefiero el encandilante brillo rojizo de la trivialidad antes que sumirme en una introspección profunda. No es necesario, mis instintos dicen que soy mucho más volátil que el agua y que mi superficie es tan testaruda como para mantenerme de carne y hueso, que no podría vivir sin ella. Soy uno de ellos, no jodas, estoy seguro que en la intelectualidad se llega a lo mismo pero de otra forma, quizás no con las palabras no-sirvo-en-este-mundo, sino citando alguna célebre frase de Octavio Pugna, o alguien que sea el nuevo Liam Heidegger, qué se yo, la superficialidad quizás no es tan aparente, pero es la misma, sólo se escuda en quienes parecen distar de eso. Shame on you, Ingmar, you're one of us.



Ingmar Beckham: Pero, explícame amigo, de qué carajos me ha servido la literatura, no me ha hecho mejor persona, sino que me ha dado la habilidad de encontrar inútiles una mayor cantidad de cosas. Boberto Rolaños, decía que se quemaba con este mundo, parecía un buen tío, equilibrado, pensé que Octavio Pugna podía ser un factor clave en su armonía, lo leí y caí en cuenta de más realidades que se me escapan, definitivamente un libro puede ser muy similar a una piedra en el zapato. Es un deporte extremo, si no se te tuerce el pescuezo, tu humildad sale lesionada. Pero la vida te puede brindar las dos lesiones sin mayor aprehensión, puedes quebrarte una pierna y ser una pésima persona a la vez. Cuando el camino se pone tan oscuro parece surgir una fuerza que te protege, una infinita confianza, se va fugaz, ¿podré algún día sentirlo a voluntad?, ¿tendré siempre que clamar al cielo cuando tengo el agua al cuello? Hay libros que nos hacen valientes, por que tu alma ha decidido ser valiente. Francis ¡oh!tuyama no debió haber predicho el fin de la historia, debió haber sido más poeta y más valiente, debió predecir el fin de la tristeza, me hubiera hecho un gran favor, tal vez los argumentos son suficientes, sólo están escondidos.



Canino Tolstoi: Es verdad, compañero, muchas veces la felicidad está más cerca del ignorante que del letrado, podríamos terminar la historia y quedar conformes, exclamando al cielo con aire de suficiencia, al decir que cada uno nació y fue destinado en este terruño por una razón determinada, y que la diferencia entre las personas es lo que hace al mundo mundo y al ser humano ser humano, y a la vida, vida. Es lo necesario, el equilibrio, blablabla. Sin embargo también es necesario esto, el intercambio de apreciaciones, la riqueza que se halla entre la interacción de varios que no se encuentra en el pensamiento en solitario. Primero agradezco el tener esta suerte, también agradezco el ser desdichado gracias a la literatura, ya que de otra forma no me concibo. Luego, responderé a tu pregunta: la literatura nos hace, a los de nuestra calaña, sensibles a la humanidad. Ya que no sentimos más que repudio al escuchar los parloteos y risas y amor de muchedumbres, nos hemos ubicado en otra escala (nunca mejor, sólo diferente) de sensibilidad. No podría llorar nunca al escuchar alguna canción de Whitney Texas, sin embargo quedo en conmoción al leer al tal ¡oh!tuyama que tan apropiadamente has citado. Quizás la literatura me ha ayudado a quedar mejor parado frente a situaciones que yo mismo busco, análogamente como la vieja de la farmacia queda bien parada al preguntársele cual medicamento puede tomar en cambio del que es más caro. En definitiva, el Canino conciliador dice que la literatura no es nada, no ayuda en nada, sólo diferencia.



Ingmar Beckham: Quizás sólo escribimos o conceptualizamos los vacíos que, desde una célula hacía arriba, la materia puede percibir. Así un gato es también un intelectual, pero sólo puede pasarte la cola entre las piernas, o decir miau para ser conciliador, el rasguño es su crítica ácida, como las referencias literarias del Times. Tal vez al conceptuar tales vacíos o estímulos, no hagamos nada distinto de lo que el universo es, por otra parte, podríamos estar creando fluctuaciones mentales, conceptos, que escapen a la estructura, ahí seríamos libres de la materia, una especie de semejanza con Dios, quizás lo de la imagen y semejanza con Dios vaya por otro sentido, y sólo estemos rasguñando la alfombra. Quién lo dirá ¿Jurgen Habermenos?.



Canino Tolstoi: Entiendo completamente, el gato es un ejemplo que debemos seguir: su comportamiento deberá ser adquirido por las nuevas generaciones. En fin, creo que el asunto está claro, la materia fluctúa constantemente, y la estructura nos hará libres, por lo que creo que esta discusión terminó de ser tal. Sólo espero encontrarme contigo en un callejón oscuro, donde dejaremos de ser lo que Dios o quizás quien nos ha determinado, para por fin ser uno junto con el polvo de estrellas y desaparecer en una noche de smog.



Ingmar Beckham: Vaya, veo que no necesitas tratados de filosofía para sentirte mejor, afirmas cosas cual si René Selecciones viviera en ti, pero está bien, nadie tiene más mérito que tú. Espero sinceramente que encontremos la paz, y que vivamos para siempre. Por ahora invitaría a toda la comunidad a quemarse el culo por los demás de pensamiento, palabra, obra, y omítanme por que aún no logro ser consecuente. Sin embargo deseo eso. Tal vez los libros logren su mejor utilidad sirviendo de pasta de reciclaje para hacer nuevas estructuras que conforten a los que viven en la miseria. En esto soy literal, pero no tanto.