10 septiembre 2005

Derecho y Revés


Es un problema grave este. Estoy sentado aquí esperando a quien se que no llegará, ahora entiendo lo que sienten las personas cuando les digo que voy a llegar y no lo hago. Creo que después de esto no lo haré nunca más.
La mañana esta bañada de un dorado sol que no consigue ahuyentar por completo el frío del invierno, más encima estoy sentado bajo frondosos árboles que proyectan húmedas sombras. Se supone que me iba a juntar con ella, pero en estos momentos ya no me importa quien llegue, acepto cualquier cooperación para suplir este aburrimiento.
Podría fácilmente levantarme y buscar algo de calor en el tibio sol que asoma unos metros más allá de mi pirca, pero aun no pierdo las esperanzas de que la mujer aparezca y mi alegría junto con ella. Me trato de auto-convencer de que salí demasiado pronto de clases y que todavía es temprano para que llegue, pero mis tripas me dicen todo lo contrario.
La facultad, que antes estaba llena, se vacía igual que el nido de mis esperanzas. He disimulado muy bien mi espera haciéndoles creer a todos que me senté aquí tan sólo para escribir, pero no pretendo levantarme solo de esta pirca, alguien debe llegar, quien sea, pero es imposible probabilisticamente hablando de que no aparezca nadie conocido en esta universidad, bueno, en realidad ya he saludado a varias personas, pero ninguna vale la pena como para irme con ella o para permitirle sentarse conmigo; como ven selecciono muy bien a mis amistades, aunque ahora no me importaría hacer alguna excepción a las reglas.
Quizás lo olvidó, eso significaría que para ella ni siquiera merezco ser recordado. Si por el contrario se acordó y no quiso venir significa que al menos piensa en mí pero prefiere obviar mi compañía. Como se acaban de dar cuenta, ninguna de ambas hipótesis me favorece. No se si servirá como consuelo pero al menos no soy el único que esta solo en las pircas.
No tengo idea de que hora es, creo que estoy sentado aquí desde pasadas las once y media, calculo que ya han pasado algo así como cuarenta y cinco minutos… esperen, acabo de escuchar que son las una, todavía queda la posibilidad de que llegue, me pondré como tope las una y media, otro rato más de espera que ojalá mi estomago pueda soportar; para colmo aún no llega el tipo de la soya.
El gélido viento que corre de vez en cuando cala mis huesos, hoy procuré venir "bien vestido" pero a cambio estoy sacrificando mi calor, todo sea porque se lleve una buena impresión de mi gusto al momento de vestir; ella suele caracterizarse por aquello. Mi cuello ya esta bastante torcido de tanto mirar para atrás y hacia los costados… epa, haré un lapsus aquí: la soya ya llegó y es momento de almorzar.
Y bueno, de vuelta en el mismo lugar, e igualmente abandonado a mi suerte, esto ya no me está gustando, definitivamente no vendrá, pero aún no me quiero mover de aquí, aún creo que como en las películas clase B la muchacha llegará poco antes del final (en realidad nunca pasa eso en las películas, pero suena bien). Supongo que lo mejor para mi dignidad será moverme, salir de aquí, buscar gente; tendré que tomar una decisión pronto, por el momento los dejaré, me canse de escribir, reposaré un rato, hasta luego…
Acabo de saludar a un conocido de ella, acabo de saludar a un conocido mío, al menos no estoy dando un espectáculo de soledad patética, al menos. No llegará hasta bien entrada la tarde, lo se, y no puedo esperarla aquí todo el día, no puedo. Ahora si que me decidí, ahora si que dejo de lado todo esto y voy a dar una vuelta por ahí a ver que cosas pasan, eso haré… ¿y si llega y no me encuentra en el lugar de costumbre?; eh, mejor me quedo aquí, si, es lo mejor. Ya deben ser como las dos, no tarda en llegar alguien, tan sólo me resta una hora para entrar a clases, creo que no será mucha la espera, podría pasármela tejiendo… no, mejor que no. La facultad vuelve a estar rebozante de gente, de toda la gente menos de mi gente; estoy rodeado de grupitos, no me intimidaré, son tipos que vienen a jactarse de estar acompañados, pero yo no memoveré. Vienen a beber su sucio licor frente a mí, pero yo no tendré sed. Resistiré las tentaciones banales cual Jesucristo en el desierto…de su piscola y cerveza no beberé.
Ni siquiera ha aparecido mi distribuidor de cannabis del día viernes, no puedo permitirles a mis amigos que me abandonen de tal manera, no puedo permitirme estas limitaciones… En realidad no he tomado en cuenta algo extremadamente importante en este asusto: ella. Quizás simplemente no puede venir y no tiene como avisarme, ella es una mujer mucho más ocupada que yo, tiene trabajo que hacer y yo no soy una persona muy ubicable que digamos; creo que he sido muy egoísta, sólo estoy pensando en mi situación. Pues bien, ya no pienso que sea tan terrible que te dejen plantado, más adelante tendremos otras ocasiones de salir, no será la última vez que nos veamos, ella tiene que seguir viniendo a la universidad eso es seguro. Ahora por fin después de esta largas horas sentado me puedo levantar tranquilo e ir a clases, cojo mi bolso, dejo que pase ese par de pelmazos y camino.
La clase es una absoluta pérdida de tiempo, decido salir a tejer un poco, hacer que pase rápido la hora para que empiece la parranda, ya me encontré con mi "dealer" y tengo asegurada mi dosis para esta tarde, tengo dinero para cerveza, lana y palillos para mi solo… será una buena tarde. Tejo y tejo, con lentitud claro está, soy un aprendiz, pero soy constante. Aparto la vista de mi derecho y sorpresa: de entre los autos estacionados la veo caminar hacia mí con su amplia y hermosa sonrisa, se acerca y besa mi mejilla; tan sólo por esto ha valido la pena esperar todas estas horas. Tejimos y tejimos, bebemos cerveza y fumamos unos porros, quisiera hacer esto toda mi vida junto a ella. La juerga ya se armó, estamos con la gente "VIP" de la facultad, no lo digo porque tengan dinero o fama, sino porque estoy rodeado de las cúpulas, los dirigentes, los chicos que manejan los hilos de las movilizaciones estudiantiles; este es su ambiente, aquí se siente a gusto, es reconocida y respetada, yo en cambio acabo de entrar a este juego, por ahora soy un invitado, pero en esta ocasión ella y yo venimos juntos. Las horas pasan y el sol se esconde, la gente que estaba con nosotros se marcha y quedamos sólo los dos. La fiesta promete extenderse por toda la noche, pero ambos estamos cansados y ya tenemos planes para lo que nos queda de juerga por este día.
Nunca me había visto en esta situación, sólo ella y yo… ¿seré un tipo divertido?, ¿disfrutará de mi compañía?, ¿podré hablar cosas interesantes o sólo me limitaré a mirarla embobado?, esto se esta complicando para mi, no quiero arruinarlo todo, no ahora que ha sido un día fabuloso, el efecto de la marihuana me tiene confundido… ¿será mejor dejar esto para otra ocasión?, ¿habrá otra ocasión?... demonios, la inseguridad se apodera de mis pensamientos.
De un momento a otro siento que aún no soy lo suficientemente maduro para estar con una mujer como ella… ¿acaso me verá tan sólo como un niño?, prefiero alejarme, una excusa barata bastará para irme, me asusta estar solo con ella.
Tomo mis cosas, me acerco y beso su mejilla, siento el sabor de sus cabellos, le hablo al oído, me gustaría seguir besándola, me alejo de su rostro y la observo por un par de segundos, me doy media vuelta y camino rápido sin mirar atrás. Salgo a la calle, trato de perderme lo más rápido posible entre la multitud, voy mascullando mi derrota, maldiciéndome a cada metro, detestando ser como soy.
Mientras camino trato de chocar con la gente, quiero sentirme rodeado por los otros, los que no me conocen, los que no saben de mis miserias e inseguridades, quiero sacarme de encima esta pesada carga que toda mi vida he llevado encima, quiero traspasarles en cada empujón un poco de mi fracaso, quiero quedar limpio, impoluto, quiero que ella pueda ver mi interior y se vea reflejada en él… tendré que caminar bastante, creo que será una larga, larga noche.

1 comentario:

Anónimo dijo...

son mala onda...borraron mi comentario.