09 mayo 2006

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Para P.A.

...Fue inevitable dejar de mirarla; nunca supe como llego allí, ni como no la presentí. Se veía especialmente hermosa a la luz de las luces de Santiago, no era una belleza común, mas era sincera. Nuevamente afloro con ella, mi sicopatía, o como me gusta llamarla, mi gran imaginación.
Una leve brisa entrando por la puerta de adelante movió levemente sus cabellos, eso me evoco su niñez, imagine sus juegos con su abuela, su terror a la cajita de costura, con esos horribles botones, imagine también sus carreras por los patios de la gran casa de la Estación, sus vestidos largos que seguramente le cargaban, imaginé sus peleas con sus hermanos, mientras vacacionaban en la playa, pude ver sus mil y un caretas, sus juegos de niña con sus amigas, su imaginación desbordante. Bajé un poco más y pude ver su rostro, una mueca cerrada a su compañero de asiento me transportó a su juventud, pude oler sus cantos matutinos de verano, su inocencia que se empezaba a quebrar bajo el efecto de alguna hormona loca, sus amores imposibles y su lucha por entender a Dios. Bajé un poco mas y descubrí su cuerpo, sentí sus amores, cada uno con una marca imborrable, pude ver sus tristeza en las noches por no tenerle, sus recuerdos sobre él y su merma en el amor propio, pude ver sus anhelos de princesita, sentir como imaginaba al ausente príncipe.
Pude acariciar sus proyectos, llenos mas de sueños y coraje que de realidad (seguramente eso es lo importante). Sentí su defensa a regañadientes de una soledad que flota hasta en el aire, sentí su pasión al amar y sus prejuicios morales, imagine su embarazo, Sentí su olor, la divise amando a sus hijos, pensando en lo que pudo y no hizo.
Estaba bajando por sus piernas cuando mi compañero de asiento me pidió permiso para bajar, titubee un poco, mas luego del impas, seguí de pie y me acerque, mire por entre su escote y la imagine amantando, corriendo por el campo tratando de ser mejor madre de lo que su madre fue para ella, aun enamorada de aquel, mas del recuerdo que de la persona.
Pude escuchar sus pasos por la universidad, sus múltiples fracasos y logros, pude ver a sus compañeros y el profundo amor que la rodeaba, pude verla dictando clases donde hacia 15 años había murmurado tanto con su futuro.
Miré sus zapatos, claramente con bastante disimulo y no sin dificultad desde mi actual posición, y la vi ya en el ocaso de su vida, con dos nietos peleándose su amor y aun con horror a los botones, pude verla morir y resucitar, mientras ella no me vio durante todo el viaje, hasta q se despidió con un "permiso por favor", mientras se disponía a bajar de la "Pedro de valdivia, Pudahuel sur", a la altura de Bilbao, mientras yo me dispongo ahora a imaginar otra vida antes de las 8.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quisiera tener la alegría y la imaginación fructífera de quien escribió esas líneas.
Sin embargo en la actualidad todo se me confunde, quiero acabar con mi pasado, pero el presente se me escapa con las obligaciones diarias y el futuro me parece demasiado incierto...Por no decir que no veo mucho futuro.
Alguna vez la tuve, pero este año no ha sido nada bueno para mí y al parecer se vienen peores cosas.
Bueno, hay un dicho el cual dice que uno obtiene lo que merece...Si es así, que así sea