
La evolución es clara, las estadías en casa significaban para él, el único lugar disponible para dormir, y la hostilidad adquirida al haber sido acostumbrado de tan vagas, pero poderosas y funcionales costumbres, era cada vez más impenetrable. La madre hizo lo posible, aunque ella piense lo contrario. Ante una persona tan poco definida, con tantas culpas acumuladas, los caminos se pueden bifurcar de muy distinta manera, y esas culpas iban directamente al padre, y a la madre, y a los hermanos, en fin. No había culpa en ser como él era, sin embargo, no había posibilidad de ser como él era, en ninguna parte con algo de sociedad. El abuelo solía darles coraje a los padres para que le dieran una paliza a su debido tiempo, un gran y vistoso golpe de sociabilidad, una manera de convertir ese poderoso orgullo que tanto lo alejaba de la familia, en un valor algo más colectivo. Había amor en su severidad, quizás demasiado escondido para que sus padres se dieran cuenta.
Mala suerte, tuvo el muchacho, pues necesitaba del amor a la fuerza de sus padres, de los cuales perdió la mitad en un incidente muy confuso para su entendimiento, de donde se perdió cualquier atisbo de cariño en él. “Lo perdimos”, pensaban al verlo, ojos siempre esquivos. Fueron compensadas las horas de angustia con horas de inconsciencia, aceptaba todos los ofrecimientos, era su puerta de escape. Su madre nunca desistiría en sus intenciones de acercase a su corazón, a hacerlo sentir en casa, pero ya no había caso. Su amor era tierno y acogedor, pero no podría hacer mella en él hasta muchos años después.
La historia que te contó a ti fue que salieron a carretear a Donde Tomás, que se habían tomado unas 15 chelas entre tres, que todos los miraban porque tenían la mesa llena de botellas, y que después de salir, el Charly se quedó dormido en el paradero y él no se acordaba como había llegado a su casa… y siempre te lo contaba entre risas.
1 comentario:
Hola!
Les escribo principalmente para alentarlos y felicitarlos, me gusta mucho su blog.
No se me ocurre nada que agregar o comentar, me quedé sin palabras...bueno, tal vez otro día les comente alguna reflexión.
Adiós.
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