10 diciembre 2005

Comentario

Quisiera que las siguientes tres palabras abran el debate acerca de la concepción que tres libros sustentan de ellas. Las palabras son: Ego, Tedio y Realidad. Según una postura muy razonable, no tiene ningún mérito sustentar el argumento de cualquier libro en base a cualquier palabra, puesto que el acto narrativo, en la medida en que ocupa un par de párrafos está ya usando la biblioteca universal, más aún, en la medida en que una sola palabra es usada, estamos ya ante el presente, el pasado, y el futuro, ya que de alguna manera todos los fenómenos se ligan de formas más o menos sutiles con la palabra, cualquier palabra. En este sentido asociar un concepto a un libro no es gran cosa, pero ¿quién es tan exigente?

Se puede argumentar que el Ego es un motor de vida, puesto que las ambiciones que genera, ciertamente nos hacen realizar las modificaciones necesarias en nuestro entorno. Sin embargo eso es darle al concepto una envergadura que no tiene, la actitud “egoísta” no es más que el anverso, la otra cara, del altruismo, la mutua cooperación, forman parte del mismo acto, me cuido tanto como al otro. Es natural velar por el bien propio, pero eso no es Ego, en el sentido peyorativo que estamos analizando. Desear más de lo suficiente define mejor el concepto de Ego, de allí parte. Es brumosa la idea puesto que lo que sobra y lo que calza en nuestras vidas es un dilema diario, por lo cual cada persona es presa del Ego en la medida de su sistema moral. Librarse del ego parece un problema insoslayable. Este nos mantiene tensos, ruborizados, acomplejados, y sin merecerlo nos aleja de las ventanas de felicidad que la vida parece ofrecernos, a veces el Ego es como un cartel que le anuncia al mundo que también somos miserables. La lucha diaria más común es la que hacemos frente al Ego, pero el de los demás, tratamos de arrancárselos, es peligroso para nuestros intereses. La lucha más difícil, la menos común, y la más lógica, es la que hacemos frente al ego propio. Quemar el ego, es paso constante y fundamental en el creyente, al menos el cristiano, “Niégate a ti mismo, y sígueme”, suena muy parecido a “Deja de reclamar, y confía”, creo que las razones por la cual desconfiamos tienen mucho que ver con el Ego, más de lo que parece. Bueno, en esa línea un tanto mística, y acá hago particular lectura, sin imponer la visión y abierto a la posibilidad de que esté incurriendo en el error, se encuentra a Sallinger, que con “Franny and Zooey”, hace uso de la realidad cotidiana de una curiosa, pero al parecer, típica familia norteamericana (Es la historia de tres hermanos, principalmente) para narrar la batalla, quizás la propia gran batalla de Sallinger, contra el Ego. No es claro si el libro presenta la consecución de la “Liberación del Ego”, como un objetivo de trascendencia espiritual, o como un hermoso y originalísimo objetivo al cual puede aspirar el ser humano como, aquel común y corriente, que es vapuleado por la vida, con un énfasis especial en aquellos que no quieren negarse tomar conciencia de la realidad que se nos escapa eternamente. En ese sentido “Franny and Zooey” viene hacer el complemento de un argumento que deambuló brevemente en otro de sus libros, y que dio título a “El guardián entre el Centeno”. Cuando la pequeña hermanita del protagonista le interroga respecto de las intenciones que éste tenía con su vida, él le replica evocando una imagen muy conceptual. Contesta describiendo un gran rectángulo, cubierto de algo así como paja o centeno, que constituye el borde de un gran precipicio. Sobre el centeno, juegan muchos niños, diferentes, corren riesgo de caer. Entonces le explica a su pequeña colorina hermanita, que él aspira a ser nada más y nada menos que el guardián, aquel que vigile que ningún muchacho se caiga. Si cada muchacho jugando representa un deseo, una idea, un sueño o ideal, distintos entre sí, entonces el joven protagonista se transforma en el concepto mismo de la entrega hacia los demás. Mientras el resto está preocupado de sus choques, y juegos, siendo reconocidos por sus pares sobre la paja, el joven protagonista aspira nada más que a preservar la vida, lo justo y lo suficiente, adiós al ego.

Al parecer esto se ha extendido demasiado, quizás prosiga con las demás palabras y libros en otra entrega, gracias por leer a Bob.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!

Tiene bastante sentido tu opinión...me pareció interesante...así es que voy a estar esperando el analisis de las otras dos palabras.

Ya, saludos!

Adiós!