30 junio 2005

Támesis

Una "generación Londinense" podría ser la que me tocó vivir. No por vivir allá sino por el horizonte de mis aspiraciones más trascendentales, y superficiales también.

Desde siempre me gustó el Ingles. Había un garbo en su fonética, una inverosímil sensación de inmortalidad al hablarlo. Me parecía que el Ingles era una diversión, a cada minuto, no como el castellano que había estado tan arraigado en mí toda la vida que apreciarlo era cosa de vejetes en bibliotecas. Eso para empezar. Como el viejo chico que solía ser, tenía aficiones un tanto extrañas para mi edad, por ejemplo: adorar las bebidas como el té y el café. No sé de donde habré sacado esta maña: Ciertas tardes me posaba en lo más parecido a un sillón que encontrara e imaginaba la decoración de una vieja casona británica mientras bebía una tasa de té, lo que pretendía era gozar de ese momento de calma absoluta, casi enfermiza, pero con garbo, y garbo was London. Aclarar que esta "esquizofrenia" era gratuita, es necesario. Es decir, no veo motivos más que la televisión que un niño de diez años puede ver. Afuera quedaban sentimientos racistas (no los tenía), ni mucho menos de vergüenza por mi patria (la amaba más que ahora). El amor por este arquetipo británico, que probablemente no es tal, surgió de la más pura imaginación de un tele maníaco. No se deben descartar motivos subliminales o de inconsciente colectivo, quién sabe........

La adolescencia y su atracción fatal por lo futil es un factor no desechable. Llegaron los locos años del Grunge, de los Backstreet Boys, de las niñas que iban a fiestas con niños de zapatillas y chaquetas estilo Nick Carter. Yo notaba algo extraño con mi reloj vital, tiempo atrás intuía (no era difícil) que yo llegaba tarde, más que el resto. Me temo que, a la vez, pasaba por una decisión propia, pero ese es otro tema. Odiaba a los Fabulosos Cadillacs (la onda latina buena onda), a No Doubt (qué tanto, si sólo les gustaba Don´t speak); a Nirvana (a pesar de los atributos musicales, su figura era casi tan usada y prostituida como la del Che), Guns and roses (maldito Axel); Backstreet boys (detestaba más a las minas que atiborraban con sus posters las piezas, Nick era omnipresente); El hip- hop (eso, para terminar de cagarla). Obviamente que las fiestas no me gustaban, qué iba a bailar ¿ King Africa ?; ¿ Proyecto uno?; ¿ Gillete? ¿Ilegales?... No, no era fácil la cosa. Ante mis ojos se vendían al mercado los valientes pichangueros de siempre, los de toda mi infancia. Vi como sus axilas, marcadas por el partido en la plaza, se tornaban chanamente hediondas al desodorante Axe que todos sus nuevos amigos usaban. Como sus pelos, simpáticamente indecentes, se tornaban maleables y refractarios producto del gel más ordinario. Me refugié en extrañas cavernas, y me adapté a mi desadaptación, era como un cavernario de cuya vida no se supo hasta que pasaron las glaciaciones. Era un troglodita en muchos sentidos, pero sobreviví, antes no tenía estilo, ahora,.... tampoco (pero la situación pronto sería más
favorable).

Los mamarrachos tienen estilo......Poco a poco fui notando que mi desgano por ir a mega tiendas para obtener ropas nuevas, que por lo demás medio Chile usaba, no era un Karma tan grande como para alejarme del objetivo: tener onda. He de decir que las ropas en extremo "freak" tampoco me causan mucha gracia, salir de una esclavitud para ir a otra tanto o más agobiante no me parece lógico. Lentamente el jeans con la polera hacían nido en el bosque onírico donde crecen y mueren mis gustos. Se iban sumando ciertos chalecos, ciertas zapatillas, ciertos pantalones (de preferencia oscuros), nada muy grandilocuente. Pero postulo que mis gustos no tenían nada de noble sencillez, aparentaban tenerla, pero en el fondo no eran más que la subliminal copia de un mundo mediático que se venía encima con fuerza por esos años. Un universo básicamente musical que englobaba distintos sonidos, rock y pop, buenas y malas bandas, pero todas empaquetadas y vendidas bajo la misma gran marca, la marca de la Isla Británica, el nunca bien ponderado brit-pop. Ahí sí que cabían mis rarezas, no tan raras por lo demás; Ahi sí que valía no tener zapatillas de marca, ni una pinta producida. Los supertalentos musicales hacían un paso al lado para permitir que no sólo la música virtuosa fuera aplaudida, la industria musical daba cabida a bandas que sin ser netamente pop lanzaban nuevas propuestas visuales e intelectuales, con letras que hacían reflexionar sobre la importancia relativa de muchas cosas de nuestra vida. No me era difícil elegir entre los alaridos de Axel Rose y la irónica "Creep" de Radiohead. Decir que me gustaba la música "más pajera" es otra teoría con validez. Sacrilegio omitir a : Blur, Elastica, The Smiths, Oasis, Suede, Pulp......

Los ingleses engendran un nuevo hijo, o todo el mundo y su diversidad cultural lo paren a través de Londres. Otro hermanito que se suma al niño rabioso (little Sam) que históricamente ha sabido aprovechar las oportunidades, humillando no sólo a sus padres que con rabia también le parieron. Este nuevo hijo es medio inmaterial y sus instintos asesinos son inexistentes, es hijo de un lenguaje universal, de arquetipos, más descifrable con poesía que con palabras cotidianas. Inglaterra tiene nuevos hijos y esa es la London Generation....Talking about my generation.

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