14 noviembre 2006

Convergencia

La familia era lo que más le importaba, aún cuando estaba en medio de los atados y problemas a los que uno suele recurrir cuando se vive. Llegar los días en la noche, conversar con su mamá por un rato, rabiar (a la larga, juguetonamente) con sus hermanos, reir de alguna estúpida serie gringa, etcétera, era su hogar. Eso si nunca lo había sentido así, sino hasta la ida de su padre, cuando estaba él era hogar, casa, sentido de pertenencia, pero la mística escapaba rápidamente. La mística, descubrió ese año, se multiplica cuando las condiciones son las dadas.

Tenía unas cuantas inquietudes, al menos agarraba el diccionario cuando no entendía una palabra, o se forzaba a leer los diarios y revistas de actualidad, para no dejar de parlotear frente a las mujeres, cosas útiles para no perder alguna oportunidad de conocer a alguien. A pesar de lo supérfluo, chocaba con sus hermanos por gustar ellos del escándalo de una buena película de acción, o un juego recién adquirido en la feria, de rebaja. Por lo general la naturaleza hacía que estuviesen casi siempre en piezas distintas a ritmos diferentes.

Las mañanas de flojera, los fines de semana, los solía pasar leyendo el diario tirado en la cama, aprovechando de mirar de reojo el partido que dieran a esa hora, tomando una taza de café y comiendo pan con huevo revuelto. Conversaban del acontecer familiar entre todos, era quizás el único momento en el que todos estaban no-ocupados y con la mente abierta. Para demostrarle que el tiempo no es algo intangible, luego tuvo actividades programadas para esas mañanas, así como todos en su casa. Pero todo esto todavía no lograba desalentarle.

Lo revelador vino el día domingo, el otrora "día de las pastas", que ya hace un tiempo había dejado de serlo, ya que no había nadie al ser las 2 de la tarde, y no había más que desidia en la cocina. Con eso frente a sus ojos, se recordó en la boda de su amigo de infancia, hace unas semanas, y su perplejidad ante un hecho que había ocurrido "demasiado pronto", sintiendo que no es más que un hecho aislado, ya que él sigue siendo el de siempre, el irresponsable, volado, muchas veces insensato, que no tiene grandes cosas entre sus manos. Sintió algo de congoja al ver que el pelo en su cara es abundante, sus ojeras marcadas por varias noches de trabajo, y no pudo sino sentirse fuera de lugar, en el baño de su casa, esperando que el almuerzo estuviera listo, y poder copuchear acerca del último vecino que llegó al barrio con los comensales.

Así como no esperó por nadie y se cocinó unos suficientemente buenos espaghettis, dejó de lado los objetivos trazados hace un tiempo (el comprarse un nuevo mp3 player era el primero) y comenzó a tirar líneas generales para seguir (comenzar) con una vida que fue enterrando con los temores. Éstos no tardaron en aparecer, y toda acción era seguida de algo de escalofríos, mientras no dejaba de preguntarse si el iniciar un plan conllevaba el tener que conocer a una chica con sus propios méritos, o si era necesario aprender a cocinar otra cosa que no fueran fideos. A los días, cuando las cosas parecían ir caminando con sorprendente calma a pesar del peso, recibió la noticia que todo plan no incluye: su mejor amiga, se iba a casar con su novio. En ese momento supo que la amaba, y con los nuevos bríos decidió que iba a hacer lo posible para que fuera su mujer. Se imaginó el patio trasero y los niños jugando con tierra, lo que le ayudó a no vacilar ni un instante.

La amiga se casó con su novio, a pesar de todo, y el impulso quedó congelado en el tiempo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

me recuerda una película

Bob Sacamano dijo...

La película te recuerda este texto, suele suceder, fuimos, somos y seremos.

Anónimo dijo...

Estás equivocado: seremos, somos, y fuimos. Tu enfoque es muy rencoroso, debes guardar el pasado como lo que fue y dejarlo ahí, al final, en un lugar especial quizás dentro de ti, pero al fondo.
Lo más importante es lo que vendrá, prefiero pensar en lo que seré, antes que en lo que fui: Es más prometedor.

(filosofía barata)

Anónimo dijo...

Bueno, luego de escribir lo anterior, descubro que mi lado B me dice que no importa ni lo que fui ni lo que seré, sino que sólo lo que soy. Es absurdo angustiarse por lo que no existe, sin embargo, como me dijo una persona, es angustia vital es la que finalmente mueve al hombre.
Y creo que esa angustia vital precisamente me está moviendo, me está moviendo las vísceras rítmicamente, tanto que ya casi vomito.
Eso
(turum tum tss)

Bob Sacamano dijo...

Seguramente han de haber buenos y bien conocidos fundamentos para que principios como : "No se vale cambiar de opinión", "hay que ser ateo o creyente, no agnóstico", "Lo más importante es lo que vendrá",sean utilizados frecuentemente por las personas. Para Bob, algunos no son tan obvios, o bien, son tan obvios que no vale la pena repetirlos. Bob vive anclado en el pasado, pero sabe, por fuerza mayor, que tiene que seguir respirando. Bob proyecta el futuro con el pasado, y por fuerza mayor, no alcanza a congelar el presente. En un acto de locura intenta atraparlo, pero se detiene cuando atenta contra los derechos humanos. Para Bob la Biblia es su mejor siquiátra.

Anónimo dijo...

Oye, un comentario en buena...Cómo mierda no se aburren de escribir tanta wea junta??? jajajaja

Anónimo dijo...

esto me llegó: "Bob vive anclado en el pasado, pero sabe, por fuerza mayor, que tiene que seguir respirando. Bob proyecta el futuro con el pasado, y por fuerza mayor, no alcanza a congelar el presente."

cuantas veces me he descubierto en eso?

a veces uno busca ser autodestructivo, sin darse cuenta

un abrazo