16 octubre 2006

La Cebra

Ella, ella, es la perversa
guarda en sus caderas un universo
sal, pasión, humedad y ternura.
Ella decía siempre que al final,
camino allá donde se esconde el sol,
estaban los sueños envueltos en papel de diario
tres jarrones de greda,
un pastel de papas,
un beso prematuro,
la belleza pasajera,
una brisa de playa,
ese amor eterno de un par de películas.
Bullshit nena, bullshit.

Cllaro, el error fue mio
quien cree que eso es eterno
si al final
lo único que queda
es un par de recuerdos
envueltos en papel de diario
de uno muy antiguo
amarillo,
con un crimen pasional de portada.

Pero no todo es malo
he ganado la objetividad
de ver parejas en el parque
y observar el paseo incesante
del amor frente a mi
y definirlo sin pasión
porque eso que llamaban corazón
se me perdió entre un par de labios quebradizos
e incluso la pena me abandonó
cuando vi a mi madre partir
y descubrí
como las mujeres
me quitaron
todo lo que solía decir
que era yo
para que los predadores de la vida
terminaran de masticar los huesos de mi costado
los músculos de mi cara
y quitarme
incluso la sonrisa
y la pena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El maltrato que ocasiona el sexo opuesto no desencadena deseos de venganza en el sujeto normal. O bien quizás soy de mármol y no de carne.
El maltrato dado por quien te arrulló, por quien te dio su información genética sin tú pedírselo, quien te regaló enfermedades y rasgos a veces armónicos y a veces no....Ese maltrato me hace hervir la sangre y llama la más ruin pasión humana: Causar daño por placer.
La séptima sinfonía de Beethoven es muy sugerente, la música ideal para sorprender vilmente por detrás a la víctima y hacerle saber lo poco que le queda en este mundo.